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Consejos anímicos para la crisis

Nos acabamos de desayunar con el boicot del gobierno inglés hacia el veraneo en España. Cuando parecía que el turismo comenzaba a andar, esta circunstancia es un grave tropiezo. El sector que nos salvó de la crisis del 2008, va a sufrir todavía más de lo esperado.

Se vislumbran tiempos difíciles a la vuelta del verano. Cuando los ERTE’s dejen de tener efecto, como una anestesia y vuelva a aflorar el dolor. Cuando el consumo se desplome y caiga la confianza. Y mientras, la situación sanitaria no termina de arreglarse, haciendo imposible cualquier recuperación.

La crisis económica está servida.  Nos tenemos que preparar ante su llegada. Veremos si es una “V”, con los palitos simétricos o asimétricos, o una “U” con un vientre corto o más prolongado que nuestro barranco de Carraixet.

Tenemos la experiencia pasada muy reciente y las pymes, encaran la situación con algo más de liquidez, con menos endeudamiento. Incluso aquellas que estaban creciendo, reciben este golpe a contrapié con varios juegos del set de ventaja.

En 4proy ponemos a disposición de las pymes nuestro modelo “de-a+”. Nuestro compromiso es el de ofrecer un diagnóstico y un plan de acción en tan sólo 15 días, de forma que el empresario, tenga a su disposición todas las herramientas de gestión, mercantiles, laborales y legales, para poder hacer frente a su adversa y particular situación. Para la puesta en marcha de estas medidas, el empresario, lo podrá hacer por medios propios o contar con nuestra ayuda o la de otros.

Y ello me lleva al motivo último de este blog y que está basado en la experiencia de gestión en empresas en crisis y que no es otra que el necesario y debido acompañamiento de los empresarios y sus directivos en estos momentos tan críticos. Entre estrategia, reestructuración y cambio cultural, se abre un hueco en muchas ocasiones desatendido: el estado anímico del empresario.

Esta es la razón por la que expongo a continuación los tres consejos clave para mantener el ánimo cuando sobreviene la crisis de tu empresa, más allá de otros consejos, digamos, técnicos y que resultan igual o más esenciales.

PRIMERO: PLANIFICAR, PLANIFICAR Y PLANIFICAR.

Esto es válido siempre, me dirán algunos, y es cierto. Pero ahora, los acontecimientos arreciarán y cualquier cosa que pase, parecerá que sea para peor. Ante ese panorama, a veces tendemos a cerrar los ojos y encomendarnos a la fortuna. No se trata de una rendición en toda regla, se trata de que nos invadirá el cansancio, el desasosiego, la incertidumbre…Tendremos que tomar muchas decisiones en un estado transitorio y al que no estamos acostumbrados. El chaparrón será tan fuerte que nos dará igual mojarnos un poco más hasta que nos cale.

Pues bien, si planificamos todo lo que va a ocurrir, incluidos los peores escenarios, lograremos tener una sensación de control. Como un árbol de decisión, el devenir de nuestro negocio se irá esclareciendo con el tiempo y todas esas etapas por las que pasemos, estarán preparadas.

La planificación implica establecer unos objetivos y la forma de alcanzarlos y, por tanto, priorizar. Como dijo Henry Ford “La mayoría de las personas gastan más tiempo y energías en hablar de los problemas que en afrontarlos.”, y en tiempos de crisis solemos estar muy ocupados, pero siendo poco resolutivos.

SEGUNDO: ASUMIR EL NUEVO PARADIGMA

La situación ha cambiado. Asúmelo. Ya controlas tu vida por que puedes actuar y corregir, por que te has estudiado la carretera por la que transitas. Ahora, además, debes asumir que se requiere un cambio de actitud identificado con el nuevo paradigma.

Si vas perdiendo en la mesa de juego, no esperes un golpe de suerte. Eso a veces ocurre, pero a muy pocos. La nueva estrategia te servirá de acicate. Incluso, de situaciones muy negativas, pueden venir nuevas oportunidades.

Estudia lo que ha pasado y analízalo. Asume los errores y responsabilizate de ellos, pero sin frustración ni acritud. Lo que te ocurre no es lo que eres. Tu rol de emprendedor quizá funcione mal, pero no tu rol de padre, de madre o de amigo o de socio.

En cierta ocasión, durante la crisis pasada, un empresario al que ayudábamos, reunió a toda la plantilla, y antes de presentar concurso de acreedores, deshecho en lágrimas, pidió perdón a todo el mundo. “Os he fallado”, repetía. Al momento, una de sus más antiguas empleadas tomó la voz y le dijo: “Llevo 25 años contigo. Mis hijos están en la universidad. Esta empresa siempre ha estado ahí y no me daba cuenta. Tú me has ayudado a tener una vida”.

TERCERO: UTILIZA TODAS LAS HERRAMIENTAS QUE TENGAS

Si quieres cavar en la arena de la playa, con tus manos es suficiente. Si el suelo es rocoso, necesitas alguna herramienta. En la empresa ocurre lo mismo. Para qué hacer un presupuesto, un control de plazos o un plan de ventas si no se cumple, nos decimos. Pues, os aseguro que lo peor es no hacerlo.

Cuando todo se complica, tenemos que ser más disciplinados. Utilizar aquellas herramientas de gestión que la bonanza disimulaba. Y ello incluye la ayuda profesional. Cuando tenemos un problema de salud, nos dirigimos a un profesional de la medicina. Más aún, no es lo mismo una situación de emergencia que de urgencia y los facultativos poseen protocolos y habilidades distintas dependiendo de cada caso. No podemos esgrimir la coartada del coste de un profesional. Lo barato sale muy caro y cuando viene la ventisca, hubieras preferido tener la mejor protección.

Hoy existen fórmulas como el interim que puede adaptar experiencia y coste hasta niveles óptimos. En crisis todos necesitamos el trabajo y siempre se puede encontrar ese equilibrio recíproco entre necesidades.

Es mucha la experiencia acumulada. La de otros y la mía en mis propias carnes. Es tiempo de ser realistas, pero también positivos. Si además de las medidas estratégicas, comerciales, legales y sobre los costes, encaramos la situación controlándola, responsabilizándonos y con la ayuda necesaria, algún día recordaremos la famosa frase de “Dios aprieta, pero no ahoga”.

Valencia, julio de 2020.